El espectáculo de otoño de alto impacto presentó una mezcla de máscaras, picos y referencias retro.
Las sorpresas para la Colección Gucci Otoño 2019 llegaron desde la invitación de Alessandro Michele, una máscara clásica de yeso para escayola, cada una en su propia caja de madera. (Los hechos ecológicos son desconocidos, pero la óptica no gritaba conciencia ambiental precisamente).
Pero mas allá de la invitación sin duda debemos darnos cuenta que reorientó la moda hacia la individualidad. No menos importante, Michele es un showman sin igual. Y el espectáculo que ofreció durante la presentación de su colección fue severo y desestabilizador en extremo, no muy diferente del mundo fuera del centro de Gucci, completo con leones rechinando los dientes en la banda sonora y las luces pulsando con la suficiente intensidad para hacer que sus retinas griten.
La inspiración
Pero regresando al tema de la máscara, no exactamente la versión de invitación, se repitió a lo largo de la colección, una referencia al teatro clásico (persona contra persona) y a la filósofa política alemana Hannah Arendt que, junto con los escritos sobre el bien, el mal y el totalitarismo, también aparentemente ve la máscara como algo más que una cubierta. (Estoy tomando su máscara como una reflexión personal): “La máscara se convierte en el medio por el cual nos convertimos en lo que sentimos que somos”.
De esta forma durante el espectáculo de otoño de Michele, la máscara también se convirtió en uno de los dos accesorios principales. La otra: púas, grandes, afiladas y aterradoras, descendientes del desgaste punk de antaño mientras seguian la corriente y autoprotección agresiva desde cualquier punto.
Al detalle
Así durante la presentación nos topamos con las máscaras de Jason Voorhees, las máscaras de fetiches con picos de 2 pulgadas de largo, una estupenda águila de bronce con garras que abracan la línea de la mandíbula. En la conferencia de prensa al finalizar el show, Michele explicó su fascinación diciendo: “Una máscara es hueca pero también llena”. Oculta y revela; Es una defensa y un signo de bienvenida.
Desorientador y su opuesto. Más sutil, pero igual de estimulante: las cubiertas metálicas para los oídos. ¿Mejorando la audición? ¿U oyendo indicaciones? Las máscaras eran artilugios de la pista, que no están a la venta, dijo Michele al finalizar el desfile, al menos no con esos picos de 2 pulgadas. Pero él ve la ropa de la misma manera; son los medios por los cuales nos convertimos en lo que sentimos que somos, una posibilidad abierta.
Los pequeños detalles
La colección estaba tan “llena de cosas pequeñas” como siempre, muchas de ellas profundamente personales: hay consuelo en lo familiar, incluso para un hombre tan asociativo como Michele. Hizo hincapié en la sobriedad de los años 40 de la generación de las abuelas en chaquetas de hombres y mujeres: hombros afilados, cinturas apretadas y pantalones completamente ceñidos sobre los tobillos con cordón.
Muchas de las piezas quedaron sin terminar, con puntos de hilvanado que trazaban las costuras o el contorno de solapas de gran tamaño, y bordes en bruto en otros lugares. Los collares pierrot, en contraste, parecían hablar de la fantasía y la inocencia de la infancia, al igual que las palabras sin sentido
ice, lolly, y sucker. que apareció a lo largo de sus diseños.
Encontramos diferentes identidades para deslizarse dentro y fuera tan fácilmente como una mujer cambia sus zapatillas Gucci por plataformas de oro y plata que no coinciden. Algunos de las modelos llevaban tenis entrenadores sujetados con agujetas, como si fueran bolsos.
En resumen
En resumen el reflejo de Michele fue claro como el cristal, al menos una resta post-mental de picos y máscaras: una sastrería ochentera que conserva pero atempera su excentricidad característica: hombros grandes; Pantalones holgados y a menudo ajustados en el tobillo, color y patrón mezclados con un toque de moderación.
Las mujeres fluctuaban entre la sastrería eléctrica y la espuma controlada del encaje magro; los hombres, entre la confección dandificada y una referencia de traje de Zoot o dos, y el tipo de prenda que una vez (hace unos cinco años) pudo haber sido etiquetada como travestismo pero ahora se registra como suave fluidez de género.
A considerar
Para mujeres y hombres, Michele ofreció muchas opciones con una dosis de subversión seductora, pero no demasiado. A pesar de su estilo de alto impacto y su estilo editorial, se percibió una cubierta deliberada de las bases: chaquetas – check; pantalones – check; suéteres – check; Vestidos de coctel – check. Sí, algunos de ellos tenían una calidad de dibujos animados, pero había una accesibilidad subyacente que conservaba el atractivo encanto de Michele de Gucci mientras atemperaba sus excesos en favor de un capricho más medido. Sin ponerle mascaras por supuesto.
Este era un Gucci más tranquilo y claro, pero Michele aún cree en la excentricidad, no lo confundan con moderación.
Nos vemos en el siguiente post pero entre amigas
